«El Clan» del aclamado Pablo Trapero rompe expectativas

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En su país natal, El Clan rompió el récord que tenía Relatos salvajes como la película argentina con mejor apertura en toda su historia y más de un millón de espectadores en menos de 10 días, superando así también a El secreto de sus ojos. Y es que la vida de la familia Puccio (un apellido que todavía genera escalofríos en aquel país) está todavía fresca en la memoria de los argentinos y ver sus crímenes en pantalla grande era imposible de pasar por alto…

Pablo Trapero entrega una historia basada en hechos reales que juega con el thriller y el terror como pocos en Latinoamérica.

El director Pablo Trapero, aclamado en el Toronto International Film Festival  y en el Festival de Cine en Venecia, entrega así una historia dramática que va de la mano con el thriller psicológico y a veces con el más puro terror de tortura. Trapero demuestra que parte de su sello será el plano secuencia, pero no tenemos aquí grandes tomas de duraciones eternas que emplean grúas o movimientos de cámara complejas, su característica radica más en el poder de lo que vemos en pantalla, tomando mucho en cuenta los pequeños detalles de cada escenografía y cada facción que hagan los actores es muy bien cuidada.

Pero no sólo es ésta una de las fortalezas de esta cinta, cada uno de sus actores ofrece una construcción de personajes brutales, siendo la sorpresa Juan Perdo Lanzani, quien interpreta al hijo mayor Alejandro. Lanzani es un ídolo juvenil en Argentina siendo El Clan su incursión en el séptimo arte y ofrece un arco narrativo muy interesante, todo ello explotado a través de detalles tan sencillos como la respiración o una simple mirada. Caso aparte es Guillermo Francella, viejo conocido en México por su papel de Batuta en Rudo y Cursi, quien deja a un lado sus capacidades cómicas y muestra uno de sus mejores papeles como el patriarca de la familia, Puccio: simplemente alucinante, tanta obscuridad contenida.clan

El ADN de El Clan nos es familiar: las películas comprometidas y de denuncia italianas de los años setenta o las de Costa Gavras de aquella misma década , Pablo Trapero ya ha tocado varios temas de denuncia a través de su cine como anteriormente se había mencionado, ya sea desde el cuerpo policial con El bonaerense, las compañías de seguros con Carancho y la religión con Elefante blanco, sin embargo, con El Clan la denuncia no va hacia los grupos de poder, sino hacia el poder de la familia y la psicología de cada personaje, recordándonos así en algunos momentos a la compleja relación padre e hijo de Capturando a los Friedman. Con una pequeña dosis de Scorsese de Uno de los nuestros, un diseño de producción sumamente cuidadoso, la cinta sobresale en un apartado que pocas veces es explotado en el cine latinoamericano: la música. El Clan tiene uno de los soundtracks más cuidados y llamativos del año, con artistas que van desde The Kinks hasta grupos propios de la época en la Argentina de inicios de los 80. Felizmente, Trapero no nos endilga un sermón ni en momento alguno se tiene la sensación de que está tomando postura ante los hechos narrados, a los que se aproxima con objetividad. El clan alterna escenas de plácida vida familiar (no tan armónica como parece: uno de los hijos, que ahora retorna, huyó del país y otro, estrella deportiva, tiene problemas de conciencia y se enfrenta al padre) con otras de secuestros y muerte, contundentes algunas, otras elípticas. La dirección de Trapero, galardonada en el festival de Venecia, es impecable en fluidez (la elocuencia del plano secuencia) y composición: la escena del fallido secuestro, que acaba con el personaje a quien había que raptar muerto dentro del coche, parece salida de mano maestra, entre Scorsese y Tarantino, y sin alardes de virtuoso.el-clan-portada

Pablo Trapero ya ha tocado varios temas de denuncia a través de su cine como anteriormente se había mencionado, ya sea desde el cuerpo policial con El bonaerense, las compañías de seguros con Carancho y la religión con Elefante blanco, sin embargo, con El Clan la denuncia no va hacia los grupos de poder, sino hacia el poder de la familia y la psicología de cada personaje, recordándonos así en algunos momentos a la compleja relación padre e hijo de Capturando a los Friedman.

Una de sus mejores películas con una fotografía exquisita que ha entregado su director; actuaciones contundentes y sinceras, simplemente brutal, impactante y que los dejará sin aliento, y sí, todo esto sucedió en la vida real.

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Jesús Reyes

Mexicano apasionado por el cine; desde Bergman hasta Tarantino, abarcando temas de cine de culto, comercial y experimental.

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