Y nace el ‘Yippee Kai Yay!’

Y

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A colación del fallecimiento del gran Alan Rickman (1946-2016), vamos a repasar un poco la carrera de una antigua super estrella de Hollywood venida a menos y como nació el Yippie Kai Yeismo.

Todo empezó en Alemania, en Marzo de 1955, allí vino al mundo Walter Bruce Willis que por motivos de la meca del cine se lo acortó al que todos conocemos, pero vayamos por partes…

EL SALTO

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Luz de Luna

Los ochenta fueron una época que trajeron consigo grandes series y entre ellas estaba esta pequeña joya titula Luz de Luna (1985-1989) y aunque no duró mucho, teniendo en cuenta que los protagonista principales un incipiente Bruce y una otrora estrella Cybill Sheperd se tiraban los trastos a la cabeza a la menor oportunidad, sirvió para que Joel Silver se fijará en él para el protagónico de una película titulada Die Hard (Jungla de Cristal) (1988) y que dió pie a todo tipo de sub-películas con el trasfondo de héroe encerrado acaba con terroristas (Alerta Máxima, Pasajero 57, Speed, Muerte Súbita, Air Force One, etc…). La diferencia entre éstas y la que nos trata es que el personaje de John McClane tenía una chulería en momentos cumbre que caló entre los aficionados del cine y llegó en el tiempo en el que ese extraño ser llamado videoclub (si, existieron una vez) proporcionaba tardes de infarto de la mano de este cómico reconvertido en estrella de acción de la noche a la mañana.

YIPPEE KI YAY

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Bruce Willis como John McClane, su personaje más icónico

Esta curiosa frase utilizada por los vaqueros para saludarse y mostrar su júbilo sirvió como anillo al dedo para que esta saga cimentase su leyenda y una frase que en otro contesto no tendría mayor trascendencia se convirtiese por arte y gracia de Willis en una de las grandes del género de acción de todos los tiempos. De la mano de un genio de la dirección como John Mctiernan, autor de entre otras Depredador, La caza del Octubre rojo y El secreto de Thomas Crown convirtieron esta película con un presupuesto de 28 millones de dólares y 140 de recaudación mundial de 1988 en historia.

En un momento determinado de la trama el personaje de McClane le espeta al de Gruber (maravilloso Alan Rickman) la famosa frase, la cual ha sido repetida en clips, camisetas, pegatinas y merchandaising vario.

EL MALO

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Pero una gran película de acción tiene que tener un gran villano y aquí los astros se juntaron para que todo cuadrase como solo en las grandes ocasiones pasa. Ese villano no es otro que Alan Rickman el cual le daba el empujón que le faltaba a esta película para que se convirtiese en una de las mejores del género de acción de todos los tiempos.

«Y cuando Alejandro vio la extensión de sus dominios, lloró porque no había más mundos que conquistar. Ventajas de haber estudiado los clásicos…» comentaba Hans Gruber en un momento determinado del film, y el espectador se daba cuenta de que no estaba ante algo típico en este tipo de películas. Nada de lo que se había hecho hasta el momento se parecía, héroe a su pesar contra villano meticuloso, calculador e inteligente que sorprendía a su adversario con una partida de ajedrez mental y físico como pocas veces se ha visto. Una obra maestra del cine de acción contemporáneo con una belleza visual incontestable, una banda sonora espectacular un guión bien calculado y unas interpretaciones y una dirección que dotan al conjunto de algo que ya no se ve, espíritu.

Como hubiese dicho Hans: ¿En serio cree que puede ganarnos la partida, vaquero?… a lo que John McClane reponde: YIPPEE KAI YAY.

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Manuel Fernández

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