Títulos de crédito geniales: Reservoir Dogs

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Reservoir Dogs se ha convertido con el paso de los años, ya décadas, en un clásico del cine. La ópera prima de Quentin Tarantino sorprendió a más de uno por la brillantez del guión, una dirección de actores trabajada y algo que se ha convertido en una “marca de la casa”, la importancia del uso de las músicas. Premiada en el Festival de Sitges a la mejor Dirección y Guión, resultó el inicio de la meteórica carrera cinematográfica de su director y el renacer de actores hasta entonces secundarios que se convertirían a partir de ese momento, en nombres a tener en cuenta.

Reservoir Dogs es una obra maestra de principio a fin. Cuenta con una de las mejores secuencias de inicio de película que se han visto nunca, seguida de unos títulos de crédito que destilan atractivo y glamour masculino a raudales.

ESCENA INICIAL

Los Open Titles de Reservoir Dogs, están formados por una escena introductoria seguida de los propios títulos. ¿Qué provoca que los espectadores nos quedemos sin palabras al ver ésta escena inicial? Todas las que Tarantino es capaz de utilizar de manera extraordinaria para crearla, con unos  diálogos mediante los cuales nos describe con una sutileza animal a los protagonistas de la historia.

Un grupo de delincuentes se reúne en una cafetería para cerrar los últimos flecos sobre un inminente atraco. Lo interesante es que en ningún momento de dicha escena escucharemos cómo hablan sobre el “motivo de la reunión”. Ésta será una mera excusa para que conozcamos a los protagonistas de la historia. Sólo al señor Tarantino se le puede ocurrir realizar una descripción de personajes bajo el paraguas del origen de Like a virgin de Madonna, pasando por canciones y artistas de la cultura americana, así como un genial  momento en que el Señor Blanco (Harvey Keitel) le quita la agenda a Joe Cabot (Lawrence Tierney). Pero el diálogo más sublime de toda la escena sucede con algo tan sencillo como plantear la duda sobre dejar o no propina en una cafetería…algo absolutamente «obligatorio» e incuestionable en EEUU ya que se considera que los sueldos de los camareros son tan bajos que hay que ayudarles con la propina.

Joe Cabot se ofrece a pagar la cuenta y pide al resto que se hagan cargo de la propina. Cuando Joe se marcha a pagar, el Señor Rosa (Steve Buscemi) se niega a poner su parte e inicia una discusión estupendamente bien expuesta, en la que pone de manifiesto el por qué hay que dar propina o no a una camarera.

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Aquí, el gallito Buscemi se explaya con sus compañeros hasta el preciso momento en que el “hombre respetable” y con “espolones” de la banda regresa y pregunta quién no ha puesto su parte. Con una directa y sencilla frase “Lo que hagas normalmente me importa una mierda, pero ahora suelta un puto pavo”, deja claro que Joe es uno de los hombres a respetar de la banda así como El Señor Rosa un bravucón que a la mínima se desinfla.

El fin de la escena encadena con la voz en off de una emisora de radio presentando una canción que será la protagonista de uno de  los títulos de crédito más memorables de nuestra historia cinematográfica más reciente,  tanto por el tema musical como por la manera de seguir presentando a los protagonistas.

Veremos mediante un plano general ralentizado a los personajes dirigiéndose hacia algún lugar, hacia su objetivo. El uso de una música con ritmo marcado combinada con la presentación de los personajes en primeros planos y a cámara lenta supone una llamativa contraposición narrativa.

En resumen, un inicio de película por aquellos años diferente, que logra atraparte y captar el interés sobre todo aquello que no te cuenta y que quieres descubrir. Lo peor, y por ponerle un pero, el color y la tipografía de los títulos… no todo iba a ser perfecto.

 

 

 

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Silvia Alonso

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