La migración en el cine (I)

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Corto de 1917 de Charlie Chaplin
Corto de 1917 de Charlie Chaplin

Decía José Piernas Hurtado, Catedrático de Economía Política en Oviedo y Zaragoza , como redactor de la «Ponencia para el informe acerca del anteproyecto Ley de Emigración» allá por 1901, en referencia a la emigración española a América que «La emigración es un triste remedio para los males económicos, políticos, financieros y sociales que padecemos: el ciudadano que apela al violento y durísimo recurso de emigrar, es porque no encuentra otro a su alcance. Los aventureros, los ambiciosos, son los menos; los necesitados, los miserables son los más, el número mayor de nuestros emigrantes«.

Esas palabras que tenían sentido en la España de entonces siguen teniendo actualidad en la Europa de hoy en día, en realidad no dejan de tener vigencia nunca ya que siempre hay seres humanos que se ven obligados a dejar atrás a su familia y a su cultura huyendo de la guerra, el hambre, la violencia o las persecuciones ideológicas. Desde sus orígenes el cine ha sido  un reflejo de la sociedad en la que se desarrollaba, pero también una mirada atenta que ha sabido influir en esa sociedad. El drama de la emigración ha estado presente como protagonista desde muy pronto en el mundo cinematográfico, abordando el tema de las más diversas maneras, desde el drama extremo del desarraigado que es rechazado y humillado a la par que sufre el dolor de estar en un sitio al que no pertenece; a la comedia de paletos tan propia del cine español de los años 50 y 60 que reflejaba la emigración del campo a la  ciudad.

El cine a través de sus imágenes nos obliga a meternos en una historia que de otro modo nos sería ajena y a identificarnos con personajes que en principio nos parecerían muy alejados de nosotros mismos. Esta idea ya la manejaba Charles Chaplin en su corto de 1917 «The Immigrant» en el que el personaje de vagabundo es aquí en realidad un emigrante que viaja en barco desde Europa a la tierra prometida, los EEUU y durante la travesía es acusado de robo.

En España tenemos también un temprano ejemplo, en 1930 Florián Rey rodó la que sería su primera versión de la «Aldea Maldita» (posteriormente filmaría la versión sonora), en ella refleja el drama de una aldea castellana de la que sus habitantes deben emigrar a la ciudad para poder subsistir, Juan se enfrenta al cacique local y es encarcelado, lo que obliga a su mujer Acacia a emigrar a la ciudad donde se verá obligada a prostituirse.47238629

En 1940, Jhon Ford dirige «Las Uvas de la Ira», basado en el libro de Steinbeck, que  escribió la novela como denuncia al sentirse «entristecido e indignado» por las condiciones de las víctimas de la Gran Depresión y, más concretamente, de los refugiados por Dust Bowl. La película que refleja el viaje de la familia de Tom Joad, cargado de penalidades hacia una California que se muestra como la tierra prometida, le valió a Ford el Oscar a mejor director. Los emigrantes hacinados en campamentos pasan hambre y todo tipo de penalidades, pero al final su unión se basa en la solidaridad ante las pequeñas cosas que hace que este sentimiento permanezca en la mente del espectador tras la película.

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Las Uvas de la Ira

Los grandes westerns clásicos, como  «La Diligencia» (1939) también de John Ford, no dejan de ser la historia de otros emigrantes que buscan colonizar un espacio virgen, e incluso las películas de Tarzán de Elia Kazan ¿no son parte de la historia de la colonización de África?

Hemos seleccionado sólo unos ejemplos tempranos que nos hablan de un fenómeno que no es en absoluto nuevo y que quizás nos den unas pautas que nos permitan ampliar nuestra mirada, al fin y al cabo este es el cometido del llamado séptimo arte.

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Ana Rebón

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