Benjamín Villaverde, el recurso imaginativo

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Dicen que es muy difícil ser profeta en tu tierra, pero Benjamín Villaverde Terrón, un joven director de cine avilesino, lo está consiguiendo. De hecho el 7 de diciembre de 2014, el Centro Niemeyer de Avilés hizo una retrospectiva de su obra que consiguió un lleno absoluto en cuanto a aforo. Sus cuatro cortometrajes han sido premiados en múltiples festivales de cine internacionales, el último, este pasado mes de agosto, que recibió el Premio al Mejor Director en el Videolab Film Festival de Kamarina por su trabajo Varadero, que ya había recibido el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine Frontiere de Sicilia.

Benjamín se formó como Ingeniero Técnico Informático, algo bien alejado del mundo del cine, que considera una afición que nace de su necesidad de contar historias.  Comenzó a trabajar en sus cortos al ver como los productores rechazaban sus guiones y es un claro ejemplo de que, muchas veces, el deseo de hacer algo es más importante que los medios disponibles (especialmente los económicos). El coste de realización de sus cortos no ha superado en ningún caso los 100 euros, cuestión a parte es la distribución posterior. A la hora de trabajar se vale de sus propios medios y de los que le prestan sus colaboradores que suelen ser también amateurs. Él mismo, define sus cortos como «humildes, hechos con escasos recursos«, pero quizás sea eso parte de lo ayuda a dotar a su trabajo de un estilo muy definido y personal.

Tacones cartel

Tacones, su primer trabajo (2009), es una muestra clara de esto que os contamos, rodada en su propio domicilio, con el mismo Benjamín como actor protagonista, y una estufa para la iluminación, cuenta la historia de amor, a modo de diálogo mudo, entre un hombre y su vecina a la que no conoce más que por sus pasos. Los planos estáticos y bien definidos, enmarcados por muebles y puertas contribuyen a la imagen de hermetismo que el autor quiere dar. A la vez nos introduce en la mentalidad de los personajes que pueblan la obra de Benjamín, un poco patéticos y tristes. El Festival Internacional de Cine de Gijón, le concedió a Tacones el «Premio Día D´Asturies» , como él mismo dice»fue como llegar y besar el santo«.

Dice Benjamín que sus cortos son «como trozos de vida» y por eso no hay en ellos un giro final porque por lo general en al vida no los hay, aunque él mismo no podrá negar que a veces las casualidades se confabulan para que parezca lo contrario. Así le pasó con su corto Le Futur (2011) un «mockumentary» o falso documental, basado en la obra icónica La Jetée (1962) de Chris Marker. Cuando a Benjamín se le ocurrió la idea, su cámara de vídeo estaba muerta, la solución fue rodar con una cámara de fotos de 35 mm., consiguiendo así una imagen estática de una sociedad futura bastante poco deseable, donde el diferente, el que puede ser un elemento disruptivo es señalado y castigado. Además lo rodó con una voz en off y en francés. La sorpresa le vino cuando le anunciaron desde el Berwick Film &Media Ars Festival del Reino Unido que su obra había sido la elegida entre 400 para proyectarse como telonera de La Jetée, lo que para Benjamín significó cerrar un círculo.

En Peones (2013), dos hombres juegan al ajedrez, y sin saberlo disparan la guerra, el juego de dos mundos paralelos se desarrolla a lo largo de Peones_0011´23″ y es la meticulosidad de la labor de montaje la que lo convierte en tan singular. El propio Benjamín admite que es elaborando el guión, y luego reelaborándolo en la mesa de montaje ante el ordenador cuando más se divierte. Y es que la labor de montaje tiene también algo de lúdico, característica común en todas sus obras, un juego en el que los protagonistas se esconden hasta que irrumpe la realidad. Nueve son los Festivales que decidieron dotarlo con algún premio.

Varadero Cartel

Cuando le preguntan por sus influencias Benjamín acude al cine nórdico, en especial a Kaurismäki, que aborda temas sociales y muestra la cara más dura de la vida La clara constante en su obra es la investigación sobre el tema de la soledad y la inadaptación, la tristeza y la melancolía de las vidas reales pero siempre con un punto de humor, así se muestra también es su último corto, Varadero, el único con diálogos entre los personajes. La protagonista es una mujer de vida triste y solitaria que tiene como sueño viajar a Varadero en Cuba, sueño que se trunca cuando retorna a casa su hija embarazada.

Toda la obra del director está rodada en Avilés, su ciudad, por motivos económicos, pero también porque es el sitio que mejor conoce y porque Benjamín sabe sacar lo mejor de cada espacio, como demostró con Look Up, un paseo de dos minutos que transcurre desde su casa hasta el Centro Niemeyer que recibió el  3º Premio en el FICARQ Festival Internacional de Cine y Arquitectura de Avilés (España). Esperamos que alguien se haga eco de todo el  potencial que el director lleva dentro y le de el impulso para que pueda rodar su primer largometraje. Porque para terminar con sus palabras «El cine es especial, contiene literatura, fotografía o música, es un compendio de todas las artes y al final, de una forma u otra, lo que todos queremos es que nos cuenten una historia» y Benjamín la cuenta muy bien.

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Ana Rebón

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