Diario del Cineasta

‘Lava’: amor, volcanes… y Hawai

Pixar tiene una bonita costumbre, antes de la proyección de sus largometrajes animados siempre nos presenta un cortometraje, a veces a pesar de que las historias que nos cuentan suelen ser hermosas no les prestamos la suficiente atención, considerándolos como pertenecientes a un género menor, pero realmente no es así. Lava el corto que precedía a la genial película Del Revés es un claro ejemplo de ello.

Su autor y director es  James Ford Murphy, él mismo cuenta que la historia de Lava se fue gestando en su cabeza a lo largo de los años. Enamorado de las Islas de Hawai, pasó en ellas su luna de miel. Posteriormente su hermana se casó a los cuarenta y tres años, lo que le hizo darse cuenta de la importancia de esperar al momento adecuado para disfrutar del amor. Unir en una misma historia el amor como concepto, el amor a la familia y el amor a un lugar es complicado, pero James fue madurando la idea y al final se la presentó a Pixar. Lava es una historia de amor entre dos volcanes, eso fue lo que surgió, una historia de millones de años concretada en cinco minutos, la formación de un paisaje nuevo a través de dos lavas distintas.

Pero no sólo eso James como buen amante de la cultura hawaiana, quiso que la música fuera una parte importante de la historia, de hecho fundamental,  pues los dos volcanes cantan a lo largo de todo el corto y seleccionó como referente al icono de la canción hawaiana  Israel “IZ” Kamakawiwo’ole (ya fallecido) oriundo de Oahu, que grabó múltiples discos y participó en varias bandas sonoras, el ukelele es el instrumento elegido para acompañar a las voces solistas masculina y femenina.

Pero además para grabar el corto, se hizo un estudio profundo de los paisajes y de la fauna de las islas lo que supuso mucha dedicación, muchos viajes y mucho tiempo, además el director quiso que el modo de reflejar las imágenes imitase a los documentales de National Geografic de los años 50 y a su aproximación a los paisajes filmando desde un helicóptero. De manera que en el corto vemos una aproximación progresiva de la imagen a los volcanes protagonistas, a veces desde lo alto, a veces desde media altura a una velocidad como la que puede emplear ese medio de trasporte.

El agua, el cielo, los animales todo refleja el colorido que podemos esperar de las Islas Hawai, mientras la canción pegadiza nos acompaña a lo largo de todo el corto de Lava incitándonos a tararearla. Quizás el concepto y la forma sean un poco cursis pero sin embargo siguen siendo hermosos, la canción da gracias al mar y a la tierra por ayudar a los dos espíritus de lava a encontrarse, inevitable el pensar que también hay un importante trasfondo de amor y respeto hacia la naturaleza en estado primigenio y puro, al fin y al cabo a lo que constituye el germen de la vida. Una historia de amor prolongada en le tiempo, pero nacida de la paciencia y del respeto. Pura creatividad.

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